jueves, 30 de junio de 2011

Qué debo tener en cuenta para montar un negocio

¿Estás considerando iniciar tu propio negocio?

Una mirada reflexiva sobre el entorno es una de las mayores virtudes del nuevo empresario. Lo primero es asegurarte de que tu idea es práctica, para lo que deberás realizar un estudio de mercado que responda a las siguientes preguntas:

¿Qué vacío o nicho llenará mi negocio? ¿Cuántos establecimientos han abierto y cerrado en los últimos tiempos en mi calle? ¿Qué productos o servicios voy a vender? ¿Quienes serán mis clientes? ¿Quién es mi competencia? ¿Puedo ofrecer un mejor servicio que mi competencia? ¿Puedo crear demanda para mis productos o servicios?

Las ideas tienen una fase de maduración, puesta en marcha y corrección. En muchos casos estamos tan convencidos de nuestro negocio que no nos ponemos en el lugar del cliente, queremos que el cliente sea como nosotros queremos que sea, en lugar de detectar sus necesidades y preferencias reales para adecuar nuestro producto o servicio a su demanda.

El emprendedor debe aprender la diferencia de seriedad que genera presentar la idea con documentos que respalden el proyecto de negocio. En algunos casos se acude a la entidad financiera, sin más documento que la propia exposición. La exposición por escrito de una idea debe estar estructurada. Debe recoger un plan estratégico, comercial, jurídico, económico financiero y organizativo. En este plan debemos recoger la estructura legal que le daré a mi negocio, los equipos y suministros que voy a necesitar, el dinero que necesito para comenzar, dónde va a estar ubicado.

Una idea que asalta al emprendedor en el momento de poner en marcha un negocio es la de cuanto dinero puedo invertir en el proyecto. En una primera fase todos sabemos que es difícil estimar la inversión pero al menos hay que considerar unos rasgos generales aproximados. No hay que olvidar que un dinero líquido inicial también forma parte del plan de inversión.
Muchos parten de esta base en el momento de elegir el sector o la actividad que más les conviene. Y, aunque no se puede obviar, para algunos expertos es un error centrar en el aspecto económico una decisión tan importante.





Cuando se trata de invertir dinero, tiempo o esfuerzo, es básico hacerlo en una actividad que nos guste.
Lo primero que habría que tener en cuenta, según aconsejan los profesionales del sector, es qué segmento y qué actividad es la que nos gusta.
Invertir en un negocio que, de entrada, no nos motiva, no es un buen punto de partida.Esto es fundamental si lo que se busca es una actividad de autoempleo, ya que a ella se destinará mucho tiempo; y muy importante si lo que quiere el emprendedor es apostar por un negocio como inversor.
La oferta en el mercado es amplia, así que una vez tengamos claro por qué negocio nos gustaría apostar, es el momento de empezar a pensar en el dinero que podemos invertir y buscar fórmulas para minimizar esa inversión que tanto inquieta al principio.
Para algunos sectores, no escoger bien la ubicación del establecimiento supone no alcanzar los resultados deseados, un emplazamiento erróneo puede provocar el fracaso del negocio.
Montar tu propio negocio aunque dispongas de un presupuesto limitado no es una tarea imposible. En el mercado sobran ideas y conceptos que aplican fórmulas para minimizar la inversión y allanar el camino a los inversores. Es conveniente plantear distintas alternativas respecto a la ubicación y dimensión que pueden acarrear cambio en la inversión necesaria. Sólo hay que buscar las oportunidades empresariales que más nos convienen.
Hay que tener en cuenta que hay que perder el miedo a las leyes y a los trámites, a estos últimos se les pierde el miedo yendo personalmente a hacerlos, tener viva mi agenda de contactos preocupándonos de que sepan lo que hacemos y a qué nos dedicamos, es imprescindible estar actualizado en nuevas tecnologías de la comunicación y la integración en redes virtuales que respondan a nuestros perfiles e intereses
Por último no debemos olvidar que una subvención nos ayuda a montar la empresa pero nunca puede constituirse en nuestro condicionante para montarla.
Como lema la supervivencia de la empresa depende de la capacidad que se tenga de redirigir la idea de la flexibilidad y la virtud de saber rehacer la idea.

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